sábado, 14 de enero de 2012

¡Qué viernes tan trece y viernes!

No puedo recordar Grabado sin Alfredo.

No imagino qué haremos con su hueco en Encuadernación.

Son tantas referencias, el Lokta negro,  el rojo,  sus linóleos de experto en gomas,  sus juegos de palabras,  sus camisetas, el Público, los chistes del Roto, sus peonzas, los papeles japoneses casi invisibles, sus cajas  - ¿suyas? ¡si las hizo todas para regalar!- ,  su disposición  a echar una mano,  a llevar los grabados, a recoger los grabados, Córdoba,  su entusiasmo por el proyecto colectivo, su parte de las cajas de Estampa, el Gran Guayomin,  su anticlericalismo irónico, sus libros de firmas repartidos por aquí y allá, Miguel Hernández,  su estar incondicional siempre que hiciera falta, su generosidad, su buen rollo…

Sus señas de identidad me vienen a la cabeza como una letanía disparatada que va componiendo un  modo de ser, una presencia que nos ha acompañado muchos años, muchas horas, muchas bromas, muchas risas y muchísimo cariño.

Tengo tan clara su figura entrando en clase, que siempre voy a pensar que se retrasa.










                                                                                                                             

3 comentarios:

Adriana Exeni dijo...

Precioso recordatorio homenaje que haces tan merecidamente a nuestro compañero Alfredo! Cómo a ti Ana me pasara durante mucho tiempo supongo que esperare verle aparecer en cualquiera de las aulas!
gracias por compartirlo!
besos Adri

Argandes dijo...

Alfredo, encuadernador, grabador, cajista, compañero del alma

J.de los Ríos dijo...

Un homenaje merecido.
He compartido aficiones en estos años con tigo "Maestro", te echare de menos.